Antes de empezar a añadir detalles y texturas extravagantes a tu obra, necesitas conocer algunas de las técnicas más básicas de pintura con acuarela que debes probar. Utiliza éstas para empezar, y luego amplíalas a tu gusto.
1. Lavados de acuarela
Hay más de una forma de hacer un lavado de acuarela: puedes hacerlo sobre una superficie húmeda o seca.
Un consejo para cualquier lavado de acuarela: Si detectas un error en una pincelada anterior, no intentes arreglarlo. Una vez que la aguada haya empezado a secarse, una nueva pincelada se notará más que cualquier pequeño error. Es mejor dejar estos pequeños y felices accidentes como están.
Lavado en seco
Utiliza un pincel grande plano o redondo y una superficie inclinada, como una mesa de dibujo o un caballete (así la gravedad hace algo del trabajo por ti). En tu paleta, mezcla una cantidad generosa de agua con el pigmento que hayas elegido. Recuerda que las acuarelas se secan más claras de lo que parecen cuando están mojadas. Es posible que quieras practicar primero en un trozo de papel de acuarela.
Carga el pincel con tanta pintura como pueda contener. Luego, trabajando rápidamente, haz un trazo horizontal firme y controlado a lo largo de la parte superior del papel. Verás que el agua del primer trazo empieza a acumularse en el borde inferior: ¡no dejes que se seque! Vuelve a cargar el pincel con pigmento y pinta otra pincelada justo debajo de la primera, solapándola con el borde inferior.
Cuando llegues al final, seca el pincel en una toalla de papel y, con la punta seca, retira con cuidado el exceso de pintura en la parte inferior de la última pincelada para evitar que el fondo se oscurezca. Deja que el papel se seque completamente inclinado antes de volver a colocarlo en posición horizontal.
Lavado húmedo
Un lavado de acuarela con superficie húmeda es más o menos igual que un lavado en seco, con una diferencia principal: Primero moja el pincel en agua y pásalo por toda la superficie. Sé generoso con el agua: quieres que el papel brille de humedad.
Una vez que hayas mojado la zona, moja el pincel en pintura y aplica líneas de color dentro de la zona mojada, igual que harías con un lavado en seco. La pintura se fundirá en un lavado luminoso de color.
2. Pintar acuarela húmeda sobre húmeda
La pintura húmeda sobre húmeda es una de las técnicas más básicas – ¡tan básica que puede que ya la hayas hecho antes sin darte cuenta!
Empieza pincelando agua (y sólo agua) sobre el papel. A continuación, moja el pincel en pintura y espárcela sobre la aguada. La pintura se difuminará como por arte de magia.
Una pintura de fondo es esencialmente una aguada monócroma que se utiliza para la primera capa de la pintura. Añadirás capas de lavados transparentes sobre la pintura base, lo que proporciona efectos realistas y luminosos.
Primero, mezcla un tono morado claro (una combinación de rojo cadmio y azul ultramarino funciona muy bien). Los tonos neutros de azul o verde también pueden funcionar.
Pinta ligeramente el sujeto con el morado, y presta mucha atención a la luz y la sombra. Como sólo trabajas con un color, puedes centrarte realmente en representar la forma. Utiliza un pincel suave y una mano ligera para evitar que el morado se imponga sobre el resto del cuadro.
Deja que la pintura de fondo se seque por completo antes de pasar al siguiente color. Si está húmeda, podrías enturbiar los colores.
4. Degradados y mezcla de colores
Un simple lavado de acuarela utiliza un solo color, pero puedes añadir profundidad a tu trabajo utilizando más colores en un degradado. Empieza añadiendo acuarela fresca a una superficie de pintura húmeda.
A continuación, coloca el segundo color -ya sea una versión más intensa del mismo tono o un tono totalmente distinto- justo al lado del primer color.
Como las pinturas están sobre una superficie húmeda, se mezclarán ligeramente y crearán un degradado natural en los tonos. Puedes controlar la pulcritud o el aspecto pictórico del degradado en función de la humedad de la pintura.
5. Capas de acuarela
Una vez que se haya secado un color de pintura, puedes añadir capas de acuarela para crear dimensión, textura y variación de color. Ten en cuenta que el papel tiene que estar completamente seco entre una capa y otra para que los colores no se mezclen y se enturbien.
Espera a que el color inicial esté completamente seco (no húmedo, sino seco) y pinta el segundo color encima. No añadas mucha agua al segundo color, ya que podrías humedecer de nuevo el color inicial y hacer que se mezclen.
Para que las líneas del segundo color sean menos marcadas, puedes mojar el pincel con agua y cepillar suavemente para difuminar la línea.
6. Pincel seco
Pintar con pincel seco requiere utilizar muy poca pintura y agua para crear una pincelada rasposa y “raspada”. Se puede utilizar para un cuadro entero, pero también es perfecto para crear textura en pequeñas zonas de un cuadro más grande.
Mezcla el pigmento, asegurándote de que la mezcla de pintura no esté muy húmeda. Sumerge el pincel seco en la pintura, pásalo por una toalla de papel para eliminar el exceso y pásalo ligeramente por la superficie: este método resalta la textura del papel y no enturbia los colores.
7. Quitar el color
En algunos casos, querrás eliminar el pigmento de tu pintura. Esto es especialmente útil cuando has cometido un error o cuando quieres añadir espacio en blanco a tu obra. Utilizando diferentes técnicas, puedes quitar el color de la acuarela húmeda o seca.
Quitar acuarelas húmedas
Si tu pintura aún está húmeda, es fácil eliminar el pigmento. Seca bien el pincel y tócalo sobre la pintura para levantarla del papel. El truco está en que el pincel absorba más agua de la que suelta, por lo que recogerá rápidamente el color húmedo de tu pintura.
Otra opción es utilizar una toalla de papel para quitar el pigmento. Estas herramientas pueden ser la mejor opción si buscas un espacio en blanco más abstracto y menos controlado. Si quieres más control, utiliza un pincel.
Quitar acuarela seca
También puedes quitar el pigmento de la página cuando la pintura esté seca, aunque es un poco más difícil. Lo creas o no, esto se puede hacer con bastante eficacia con una simple goma de borrar.
Para tener un poco más de control, empieza por humedecer la zona con agua, y luego utiliza un pincel duro casi seco o una toalla de papel para levantar el color.
8. Flores de acuarela
Las flores de acuarela se producen cuando la pintura muy húmeda se extiende sobre una zona más seca (pero no completamente seca) de un cuadro. Cuando aplicas pintura húmeda sobre una aguada aún húmeda, el líquido expulsa el pigmento original y crea estas divertidas manchas de forma irregular.
Primero, aplica una colorida aguada húmeda y deja que se seque un poco. A continuación, carga el pincel con agua y dale ligeros toques sobre el papel. Las gotas de agua crearán flores bien definidas. Lo seco que esté el lavado subyacente determina la dureza de los bordes.
También puedes hacer lo mismo con dos colores: Aplica el primero y déjalo secar un poco. Luego aplica un lavado húmedo de otro color justo al lado del primero, de modo que entren en contacto. El más húmedo de los dos lavados fluirá hacia el otro.
9. Lavados posteriores
Esta técnica es similar a las flores de acuarela porque requiere un cierto nivel de sequedad para conseguir el aspecto. Aplica un lavado húmedo de color e inclina un poco la superficie. El color debe desplazarse hacia un lado de la zona pintada. A continuación, coloca la superficie en horizontal. Cuando el agua se seque, vuelve a sangrar hacia arriba y crea una aguada posterior.
10. Emplumado
Si lo que quieres es un degradado que vaya de un color saturado a un tono más transparente, no basta con añadir más pintura. Lo que necesitas es agua. Empieza con una zona de color intenso y luego utiliza un pincel limpio y húmedo para “difuminar” el color, creando un degradado suave o un efecto de “difuminado”.
11. Líneas, Sombreados y Sombreados Cruzados
Con la acuarela puedes pintar líneas de cualquier tamaño, forma y grosor. Al igual que con los dibujos a pluma y tinta, puedes colocar líneas una junto a otra o superponerlas perpendicularmente para conseguir un efecto de sombreado o tramado.
Para trazar líneas limpias, utiliza un pincel pequeño y puntiagudo y cárgalo de pigmento, utilizando sólo un chorrito de agua. Luego, pinta una línea sobre el papel. Según la cantidad de agua que añadas al pincel, puedes conseguir líneas oscuras y nítidas o líneas fluidas y de forma libre.
12. Scumbling
El scumbling es una técnica en la que se utilizan movimientos irregulares para hacer una línea o una capa sobre la pintura. Es básicamente como garabatear con el pincel. No lo pienses demasiado: simplemente pinta irregularmente en una zona. Para crear la textura, utiliza un pincel relativamente seco.
13. Punteado
En lugar de aplicar líneas o zonas de pintura, el punteado consiste en pintar pequeños puntos en una zona concentrada. Cuando hayas pintado muchos puntos, tendrás un color saturado y una textura fascinante.
El punteado puede ser muy útil.
El punteado puede ser limpio y ordenado, o las marcas pueden superponerse de forma más libre. Puedes utilizar un pincel bastante seco para puntos más definidos o un pincel húmedo para un aspecto más suelto. Y, por supuesto, el tamaño del pincel que elijas determinará el tamaño de tus puntos, así que elige con cuidado.
14. Salpicado
Salpicar da a tu pintura un aire enérgico, pero es más fácil decirlo que hacerlo: esta técnica puede volverse fácilmente desordenada e incontrolable. Existen tres maneras de hacer que las salpicaduras sean más accesibles.
El método de los golpecitos
Rellena las cerdas de tu pincel con pigmento. Luego, con los dedos o con un segundo pincel, golpea suavemente el pincel lleno de pigmento sobre el papel. Eso hará que la pintura se desplace con suficiente fuerza por tu lienzo y cubra mucho terreno. Pero ten en cuenta que este método hace que la pintura sea más difícil de controlar.
Método de sacudidas
Para controlar mejor las salpicaduras, tienes que ensuciarte las manos. Carga un pincel de cerdas duras (o un cepillo de dientes de repuesto, si tienes) con pigmento y sujétalo con una mano en ángulo descendente, de modo que las cerdas apunten hacia el suelo. Luego, con la mano contraria, pasa lentamente los dedos por el borde del pincel, tirando de las cerdas hacia atrás para que lancen pintura sobre el lienzo.
Haz una plantilla
Para tener el máximo control sobre tus salpicaduras de pintura, haz una plantilla. Es muy sencillo: recorta una forma en una hoja de papel grande y colócala sobre el lienzo antes de salpicar la pintura.
15. Pintar con esponja
Una esponja texturizada puede ser una herramienta muy práctica para pintar desde el follaje de los árboles hasta la arena de una playa. Puedes utilizar una esponja marina o una esponja doméstica normal y corriente; sólo tienes que mojarla en el pigmento y presionarla sobre el papel.
16. Añadir textura con sal
Cuando se espolvorea sal sobre una aguada húmeda, empieza a reunir los pigmentos de la acuarela y crea una textura hermosa. El efecto variará dependiendo del tamaño de los granos de sal y de la humedad del papel, así que experimenta en trozos de papel de acuarela antes de comprometerte con tu pintura final. Una vez seca la pintura, simplemente cepilla el exceso de sal. ¡Pon a prueba estas sencillas técnicas en tu siguiente obra de arte!
Excelente información gracias